Homenaje a Eugenio Montejo

sábado, 15 de mayo de 2010.

La vida

La Vida toma aviones y se aleja,
sale de día, de noche, a cada instante
hacia remotos aeropuertos.

La Vida se va, se fue, llega más tarde,
es difícil seguirla: tiene horarios
imprevistos, secretos,
cambia de ruta, sueña a bordo, vuela.

La Vida puede llegar ahora, no sabemos,
puede estar en Nebraska, en Estambul,
o ser esa mujer que duerme en
la sala de espera.

La Vida es el misterio en los tableros,
los viajantes que parten o regresan,
el miedo, la aventura, los sollozos,
las nieblas que nos quedan del adiós
y los aviones puros que se elevan
hacia los aires altos del deseo.





La durmiente


La que amo duerme lejos, en otro país,
en otro mundo,
aunque su cuerpo al lado me acompaña.
Cierra los ojos y desaparece,
se va, la noche me la niega,
no hay aviones que lleguen adonde se
dirige,
ninguna palabra me borra su silencio.
La que amo ya no se ve en el horizonte,
palpo sus manos, sus pies y no la alcanzo,
cruza la sombra y se me pierde…
Su cuerpo está conmigo pero adentro no
hay nadie,
es una casa sola,
una casa olvidada, desierta,
y no obstante en el fondo, si me asomo,
una llama dorada titila
y nunca se apaga.





En las hojas


En las hojas que caen leo a destiempo
el sueño de mis horóscopos tardíos.
No las recojo. Que el viento los arrastre
con los augurios que me fueron predichos.
Ya no me importa saber en qué acertaron
ni si fue mío tanto verde presagio
que en esta tarde se apaga en amarillo.
Busco en el árbol las hojas que me debe,
las que vendrán con su rumor a adivinarme
la aciaga ventura de mis días.
Aunque también temblando se equivoquen
y rueden en inútil hojarasca
llenas de nevaduras ilegibles,
siempre quedarán otras para mí, para el viento.
El árbol sabe que el futuro es un vicio.





Amantes


Se amaban. No estaban solos en la tierra;
tenían la noche, sus vísperas azules,
sus celajes.

Vivían uno en el otro, se palpaban
como dos pétalos no abiertos en el fondo
de alguna flor del aire.

Se amaban. No estaban solos a la orilla
de su primera noche.
Y era la tierra la que se amaba en ellos,
el oro nocturno de sus vueltas,
la galaxia.

Ya no tendrían dos muertes. No iban a separarse.
Desnudos, asombrados, sus cuerpos se tendían
como hileras de luces en un largo aeropuerto
donde algo iba a llegar desde muy lejos,
no demasiado tarde.




Eugenio Montejo (Valencia 1938-2008) Afamado poeta venezolano. Ha publicado los libros: «Elegos» en 1967, «Muerte y memoria» en 1972, «Algunas palabras» en 1977, «Terredad» en 1978, «Trópico absoluto» en 1982, y «Alfabeto del mundo» en 1986, “Adiós al siglo XX”, entre otros. Es autor también de importantes ensayos, tales como, «La ventana oblicua» en 1974, «El taller blanco» en 1983, y «El cuaderno de Blas Coll» en 1981. Ha recibido importantes galardones por su obra literaria y le ha servido a su país en el campo diplomático como embajador en Lisboa durante varios años.

Comentários:

 
Caminando con las palabras... © Copyright 2010 | Design By Gothic Darkness |