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José Antonio Escalona Escalona

miércoles, 27 de julio de 2011.

A la conquista de la soledad

I

Ahora sé tu nombre verdadero,

isla de soledad reconquistada:

tierra del corazón en el desierto,

residencia del llanto perdurable.


¡Aquí contigo, donde nada crece,

el tiempo es un remanso sin fronteras,

y el espacio un hermético recinto

bajo un cielo sin luz ni movimiento!


El rumor de la vida y de la muerte

y las remotas músicas del mundo

tus límites oscuros no traspasan.


¡Y el silencio delata su presencia

sólo porque en su entraña, prisionero,

oigo mi propio corazón clamante!




Sueño de amor

Perfecto sueño de amor sería

oír las voces del universo

que cantan enamoradamente:

como si no existiera el odio

que vence el poder de la ternura;

como si la ira de los hombres

no ensangrentara cuerpos y almas;

como si en las flores y los frutos

hubiera lozanía perpetua;

como si pudiesen ser amigos

el júbilo y la melancolía;

como si esa luz omnipresente

que define formas y colores

no fuese gemela de la sombra;

como si todos los corazones

merecieran de verdad su nombre;

como si todo dolor no fuera

paralelo alterno de la dicha;

como si las aguas de la tierra

corrieran siempre por cauces puros;

como si la herencia de la vida

no fuera, fatal, la propia muerte.



Cuando Dios dice

«Cuando Dios dice Amor,

Dios dice rosa».

Lo expresas con simplísima elocuencia

porque en la brevedad misma de la rosa

radica la hermosura de su vida

y en símbolo inmortal se transfigura.



Inmóvil

Inmóvil como siempre

me recibes.

Y en tu absorto silencio permanezco.

Tal actitud hierática del cuerpo

es aparente imagen. Muy adentro

del corazón

-timbal de la alegría

y de otros ritmos del sentir-

sigue

sin pausa

el íntimo concierto.


Sólo apariencia –digo- de reposo.

Porque el vuelo

de mi imaginación

en ilusorios giros me lleva

sucesivamente

del inmediato ahora

a lo pasado

y vuelta a lo que es sueño todavía.



Hable el silencio

Escucha

siempre

la exhortación de tus sentires

y las premoniciones de tu instinto

antes de revelar tus pensamientos.

Si no puedes expresarlos

-como ciñe de rumores

la fluvial corriente

las rocas

aflorantes en la mitad del cauce-

detén

el discurrir de las palabras

y que en tu corazón

hable

tan sólo la elocuencia del silencio.



Admoniciones

No digas a tus sueños

ceremoniosamente:

«Buenos días» o «Buenas noches».

Vívelos de verdad a toda hora

y a plena luz o en la absoluta sombra.


Que tus días

lo mismo que tus noches

no sean diferentes de tus sueños.


No preguntes al sol cada mañana

qué rumbo ha de seguir tu fantasía

pues no requiere itinerario

su incoercible libertad de vuelo.


No olvides que el Amor

es la sustancia única, que sacia

la sed y el hambre

de esa felicidad nunca imposible

que en alma y cuerpo todos anhelamos.



REFERENCIA: Escalona-Escalona, José Antonio (2008): Mi campesino corazón te nombra, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana


José Antonio Escalona Escalona (Sanare, estado Lara, 1917): Poeta, ensayista, crítico, bibliográfico, antólogo. Profesor Titular, jubilado de la Universidad Pedagógica Libertador, Caracas. Realizó estudios en el Instituto Universitario Psicotécnico de Río de Janeiro y de la Universidad de Minas de Gerais (Brasil). La antigua Universidad Abierta de Nueva Cork le confirió el título de Doctor en Pedagogía. Asistió a cursos del Instituto de Cultura Hispánica en Madrid. Ha dedicado buena parte de su vida a compilar la poesía de los poetas venezolanos de todos los tiempos y de los representativos de la poesía Hispanoamérica del Siglo XX (1985). Durante muchos años ejerció la Secretaría ejecutiva de la Sociedad Bolivariana de Venezuela. Actualmente vive en la ciudad de Mérida donde ha escrito sus libros más recientes. Obra literaria: Isla de soledad (1943), Soledad invadida (1947), La inefable compañía (1956), Sombra del cuerpo del amor (1958), Sanare puramente paraíso (1962), Crónica del sueño (1964), El silencio del agua (1974), Los Siete Pórticos Celestes (1976), Cielo y tierra del amor (1979), Ellaspoemas (1980), Angelofanía (1982), Aromario (1983). Como crítico y antólogo de la poesía venezolana y latinoamericana, su aporte ha sido orgánico. Con ello se encuentra: Lector de poesía, Antología General de la Poesía Venezolana (1850-1950), Antología Actual de la Poesía Venezolana (1950-1980), Muestra de Poesía Hispanoamericana del siglo XX (en dos volúmenes de la Biblioteca Ayacucho) y Nueva Antología de Poetas Venezolanos (Nacidos entre 1930 y 1960), editada por Ediciones Solar (Mérida, 2001). Poemas escogidos, (Antología poética de la Colección Hispanoamérica, preparada por David Escobar Galindo, El Salvador, 1983). La Asociación de Escritores de Mérida-Venezuela está preparando la edición de su poemario Casa de la luz primera, bajo el auspicio del Centro Nacional del Libro (CENAL), como celebración, a sus noventa años. (Fuente: III Antología de Poesía, entre Eros y Tánatos, Asociación de Escritores de Mérida, Venezuela, 2006; Poemas Escogidos, colección Hispanoamérica, dirigida por David escobar Galindo, El Salvador, 1983)

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